Con un mismo horizonte

Entre verdades, mentiras y mentadas han transcurrido dos meses y medio desde el 2 de julio, día de la elección para presidente, miembros del senado y diputados.
No soy partidaria de la conducta violenta, pero tampoco de los engaños, del entretejer verdades a medias que se confunden con las mentiras endulzadas de promesas falsas, que los políticos ( o los medios de comunicación y difusión ) suelen brindarnos en el día a día de nuestro acontecer.
Opiniones hay de todas, como en botica (reza el dicho) y nadie, absolutamente nadie puede decir que "su verdad política" es la verdad per se, porque aqui es en donde entramos al terreno del conflicto parapetándonos en prácticas democráticas o antidemocráticas ( pues cada quien lo ve según el cristal por el cual está observando), pero que en suma cuenta trazan de una manera no tan sutil, divisiones cada vez más notorias entre quienes defienden una postura y entre los que abrazan otra.
Calificativos siguen sobrando en el ambiente que se llena y carga de energía negativa cuando partidarios de una u otra bandada afirman que los contrarios se dejaron engañar, manipular, atontar con las campañas desacreditantes que surgieron durante la etapa preelectoral. Tal vez cabría aqui recordar ciertas palabras pronunciadas hace siglos : el que este libre de pecado, que arroje la primera piedra. Argumentos descalificantes los vimos, escuchamos y leimos por parte de todo aquel que quiso externar su opinión. No es posible querer afirmar que hubo alguien que se abstuviera de hacerlo, pues para eso gozamos de libertad de expresión. Lo triste es que algunos ( o muchos) han decidido continuar en el plan de descalificar todo lo expresado por candidatos, seguidores, políticos, funcionarios, instituciones y simples ciudadanos, llevando con ello mensajes (no precisamente subliminales que digamos), en donde achacan todo lo acontecido a la falta de visión de la sociedad en general y al miedo colectivo.
A dierencia de esas opiniones vertidas, yo creo en la posibilidad de discernir, de analizar, de sacar lo escondido debajo de las palabras, por todos aquellos que, con mucha o poca escolaridad, cuentan con habilidades para el raciocinio y la toma de decisiones.
Creo en la libertad de las personas, creo en su capacidad para elegir, en su habilidad para crear, en su posibilidad de decidir el rumbo que quieren llevar sus pasos, independientemente de si el camino que toman queda a la izquierda, a la derecha o es el del centro.
Pero también quisiera creer que todos llevamos grabadas en el corazón las palabras de quien sabiamente exclamó hace mas de un siglo: "el respeto al derecho ajeno, es la paz".
Respetar la posibilidad de que el otro elija, de que el otro acierte, de que el otro se equivoque, de que el otro tome un camino diferente al mio, de que mi voluntad no sea la de la mayoría. Respetar lo que hemos creado a través de la historia, lo que nuestros ancestros construyeron con su trabajo diario, con su sangre.
Recordar que mi libertad termina cuando agredo los derechos de los otros, cuando no acepto que existen vías institucionalizadas por las que el quehacer se guía, pues como sociedad hemos construido lo que se ha ido requiriendo para ello a través de los años.
Recordar que hoy mas que nunca hacen falta comentarios constructivos, que unan, que hermanen. Recordar que es mucho lo que tenemos que caminar para construir un mañana mejor, pero que los senderos no pueden ser arbitrarios ya que todos somos parte de una misma nave que busca llegar a un horizonte comun.
Recordar que tal vez somos tan solo un granito de arena, pero que todo lo que pensemos, digamos y hagamos servirá para hacer de este no solo un país, sino un mundo mejor.

Siempre, desde aquí entre aromas de canela y manzana, hasta diciembre