En peligro de extinción

Entre montañas, lagos y praderas

Visitando All Marketing, blog que trato de seguir día a día, me encontré con una reflexión que dió pie a la mia, la cual venía gestándose de tiempo atrás, sin acabar de encontrar el momento ideal para salir a la luz.
Bien es sabido por muchos el amor tan especial que le tengo a la naturaleza, que en todo su esplendor nos habla de la grandeza de un Cosmos del cual somos parte vital y que requiere de nuestro actuar comprometido para continuar en un equilibrio, que cada vez, se hace más precario.
Especies en peligro de extinción son cada día más comunes, y el número de las que irremediablemente se pierden minuto a minuto en el planeta, raya en lo increíble.

Desgraciadamente en nuestro país muchas especies, tanto del reino animal como vegetal, se han estado perdiendo por la falta de cuidado del medio ambiente: tala inmoderada de árboles, caza desmedida e injustificada, sistemas de cultivo no planificados e ineficientes, introducción de especies que al ser ajenas a los ecosistemas terminan alterando el delicado equilibrio en que muchos de ellos se encuentran, basura no biodegradable que cubre terrenos no destinados para tal fin, contaminación en todas sus manifestaciones... la lista podría seguir y seguir en el análisis detenido de cada una de ellas con sus causas y consecuencias.

Un triste ejemplo lo encontramos en nuestra Sierra Tarahumara, en donde los bosques maduros de pino-encino, que originalmente cubrían 93,560 km2 en esta sierra, en la actualidad se han reducido a tan sólo 571 km2 , es decir, un 0.6% de sus superficie original.

Recorrer los caminos sinuosos, que antaño estaban bordeados de pinos y que ahora, más de los que uno quisiera ver, velan como troncos fantasmales en recuerdo de los árboles que cubrían de verdor el sendero, deja una sensación de vacío en el espíritu.

Si se posa la vista en el horizonte no se puede dejar de percibir los grandes huecos que hay en los bosques.... y entre más se adentra el camino por veredas poco concurridas, más aún queda al descubierto la tala asesina. Asesina, porque todo aquello que se hace sin la búsqueda del balance, solo lleva a la destrucción. Con solo dar una mirada observadora y crítica en los lugares precisos, es factible contemplar que el deterioro se encuentra en más lugares de los que se podría pensar. Salir de paseo a la Sierra, a las montañas, al desierto, no solo conlleva el deleite del encuentro con la naturaleza, sino la reponsabilidad de tomar acciones efectivas que conlleven a su preservación.

No obstante lo anterior, hay áreas en el norte de la sierra madre occidental que aun se encuentran "relativamente bien conservadas, que han escapado en parte al deterioro y a la sobreexplotación". Una de éstas áreas son las grandes praderas que se ubican al norte de nuestro bello estado de Chihuahua, las cuales constituyen el remanente de los grandes pastizales que cubrian desde el sur de Canadá hasta el centro de México.

Sin embargo el peligro existe, permanece latente, porque el factor más importante de todos en la conservación o destrucción del medio ambiente, es un ser humano que no acaba de tomar conciencia de la responsabilidad que tiene en la preservación de un planeta que, día a día sufre devastaciones, tanto a manos de grandes corporaciones trasnacionales como de empresas pequeñas y de personas sin escrúpulos ni interés en una Madre Tierra, que, como hemos visto, puede reaccionar en forma violenta ante la degradación de la que ha sido víctima constante por parte del ser humano.

Si no queremos ser nosotros los próximos en la cadena, el momento del actuar responsable y comprometido no es mañana, es hoy.