Llegó un día, recién inaugurado el otoño, tras algunos meses de espera, cuando las hojas aún vestían de verde y oro los árboles, y el viento susurraba dulcemente la promesa de las cosechas cercanas. Para algunos, fué la suma de las ilusiones, de las esperanzas, la plenitud del Amor. Para otros, la consecusión de un sueño casi convertido en obsesión. Para éstos, la expectativa, la incertidumbre, el enlace con el ayer y el mañana. Para todos: la unión.
El reloj, que en su marcha hace un alto para marcar en el infinito la hora del arribo, no define si es la noche que pasa o es el anuncio del alba.
El reloj, que en su marcha hace un alto para marcar en el infinito la hora del arribo, no define si es la noche que pasa o es el anuncio del alba.
Por fin, el momento del encuentro. El lazo que se establece, desde el primer instante en que fuimos conscientes de la mutua presencia, es definitivo para definir la naturaleza de una relación que trae consigo promesas de uvas dulces, de brebajes de cacao, de rebotes y carruajes con princesas a su lado.
Las palabras y locuras surgen avasalladoras con un eco que refleja y asimila. La similitud entre los logros generacionales deja sin aliento al que abre sus oídos ante el fluido diálogo que atrapa; a quien observa con ojos de sorpresa los mil y un detalles que definen y desbordan a la que se transforma en narradora.
Las palabras y locuras surgen avasalladoras con un eco que refleja y asimila. La similitud entre los logros generacionales deja sin aliento al que abre sus oídos ante el fluido diálogo que atrapa; a quien observa con ojos de sorpresa los mil y un detalles que definen y desbordan a la que se transforma en narradora.
Aún y cuando el tiempo, para dar rienda suelta a pensamientos y emociones, se reduce a elementales minutos que dificilmente sobrepasan la hora, el impacto de las vivencias deja tan honda huella en el espíritu, que en sutil alquimia, éste lo transmuta en oro.
Ella llega cual borbotón de energía que transforma lo que toca. La Luz que irradia ilumina todo a su paso y no hay quien se retraiga a sus encantos. Lo difícil es establecer un puente hasta el nuevo encuentro y tras varios intentos que hace por retardar la partida, doblega su propuesta y se retira transformada, con la esperanza de continuar un juego que nunca termina.
Ella es Luz, es alegría, es movimiento y esplendor. Ella hace que valga la pena estar a su lado, aunque sea un fugaz momento semanal.
Ella es Luz, es alegría, es movimiento y esplendor. Ella hace que valga la pena estar a su lado, aunque sea un fugaz momento semanal.
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