
En las afueras de Guerrero

Salir de paseo al campo es una de mis actividades favoritas. Y que decir si este paseo puede ser a algún lugar cercano a la Sierra. En fin, yo creo que a muchos de nosotros ( o por lo menos a algunos cuantos) nos agrada sentir la frescura de la brisa, mezclarnos entre los árboles y escuchar cantar a las aves que por ahi andan, ver lo limpio del cielo....... y punto, porque en ese momento se acabó la dicha... ya que es lo único libre de basura que podemos observar.
Para todos aquellos que comparten este gusto por sentirse parte de la naturaleza, dá coraje ver como somos sucios los mexicanos. No podemos estar en un lugar bello porque inmediatamente buscamos como echarlo a perder. Y aún aquellos parajes que parecen más solitarios, guardan celosamente escondidos varios recuerdos de los turistas que por ahi pasaron y quisieron dejar su huella: un envase de refresco o cerveza por ahi.... un pañal (si vien nos va) medio enrollado por alla.
Lugares en los que te cobran un derecho por ingresar ( y no me refiero a balnearios ni cervecerias campestres) ofrecen un espectáculo tristemente deplorable. Basura y mas basura tirada por todas partes. Y ni un receptáculo para que se puedan dejar en él los restos de lo que uno usó o consumió. Claro que ésta solo es una precaución, o un servicio necesario, como lo queramos llamar, ya que si tuviéramos un mínimo de conciencia ecológica, aquella basura que generamos en los lugares de paseo, así como llevamos en bolsas lo que necesitamos para nuestro bienestar en ese día o en esas horas, pues perfectamente podemos reunir en ellas lo que desechamos y traerlas de regreso con nosotros para depositarlas en el lugar adecuado.
Aun cuando ciertos desechos son biodegradables, no es una justificación para dejarlos tirados en donde se nos hace más facíl. La contaminación no solo está en el aire que respiramos, está en lo que se tira en el agua, en la tierra, en el ruido que generamos y en todo aquello que altera visualmente el entorno.
Es una tristeza el recorrer distintos lugares en nuestro estado y ver que aparentemente a casi nadie le interesa conservar el ambiente. En muchas ocasiones me he preguntado que se puede hacer. Los esfuerzos educativos dirigidos a niños y adolescentes son un gran paso, desgraciadamente las familias no comprendemos que para que esa labor formativa deje una huella real, está en nuestras manos el consolidar lo que se aprende en la escuela. Si los niños ven que su padres tiran basura en cualquier lado, terminarán haciendo lo mismo a la larga. Recordemos que la palabra educa, pero el ejemplo arrastra.
Ojalá todos colaboremos en este esfuerzo, poniendo por lo menos nuestro granito de arena dejando la basura en su lugar, y recordándole, a quienes tengamos la confianza de hacerlo, que no dejen tirados los restos de aquello que están usando en sus paseos.
Un bello y ecológico día.
Para todos aquellos que comparten este gusto por sentirse parte de la naturaleza, dá coraje ver como somos sucios los mexicanos. No podemos estar en un lugar bello porque inmediatamente buscamos como echarlo a perder. Y aún aquellos parajes que parecen más solitarios, guardan celosamente escondidos varios recuerdos de los turistas que por ahi pasaron y quisieron dejar su huella: un envase de refresco o cerveza por ahi.... un pañal (si vien nos va) medio enrollado por alla.
Lugares en los que te cobran un derecho por ingresar ( y no me refiero a balnearios ni cervecerias campestres) ofrecen un espectáculo tristemente deplorable. Basura y mas basura tirada por todas partes. Y ni un receptáculo para que se puedan dejar en él los restos de lo que uno usó o consumió. Claro que ésta solo es una precaución, o un servicio necesario, como lo queramos llamar, ya que si tuviéramos un mínimo de conciencia ecológica, aquella basura que generamos en los lugares de paseo, así como llevamos en bolsas lo que necesitamos para nuestro bienestar en ese día o en esas horas, pues perfectamente podemos reunir en ellas lo que desechamos y traerlas de regreso con nosotros para depositarlas en el lugar adecuado.
Aun cuando ciertos desechos son biodegradables, no es una justificación para dejarlos tirados en donde se nos hace más facíl. La contaminación no solo está en el aire que respiramos, está en lo que se tira en el agua, en la tierra, en el ruido que generamos y en todo aquello que altera visualmente el entorno.
Es una tristeza el recorrer distintos lugares en nuestro estado y ver que aparentemente a casi nadie le interesa conservar el ambiente. En muchas ocasiones me he preguntado que se puede hacer. Los esfuerzos educativos dirigidos a niños y adolescentes son un gran paso, desgraciadamente las familias no comprendemos que para que esa labor formativa deje una huella real, está en nuestras manos el consolidar lo que se aprende en la escuela. Si los niños ven que su padres tiran basura en cualquier lado, terminarán haciendo lo mismo a la larga. Recordemos que la palabra educa, pero el ejemplo arrastra.
Ojalá todos colaboremos en este esfuerzo, poniendo por lo menos nuestro granito de arena dejando la basura en su lugar, y recordándole, a quienes tengamos la confianza de hacerlo, que no dejen tirados los restos de aquello que están usando en sus paseos.
Un bello y ecológico día.