Mi tierra..... mi pasión

Arareko en una tarde de lluvia

Cuando veo las noticias y me encuentro en ellas notas relacionadas con inundaciones, lluvias abundantes, agua que cae del cielo en torrentes nutriendo la tierra y dejando un hálito de vida en todo lugar que toca, no puedo dejar de sentir un nudo en la garganta. Por qué? Por mi querida tierra que tanto lucha por un suficiente abasto de agua que nutra sus entrañas, que sacie la sed de sus pobladores.
La mayor parte de el estado de Chihuahua forma parte del desierto del mismo nombre; solo el marco occidental de la Sierra Tarahumara permite transformar el paisaje en valles y montañas.

Vivir en Chihuahua no es fácil: su clima es extremoso ( temperaturas elevadas en el verano e inviernos muy frios), el agua escasea y tanto la agricultura como la ganadería sufren los estragos de prolongadas sequías. Sin embargo, a sus habitantes se les conoce como "vencedores del desierto", ya que, a pesar de las condiciones adversas que privan en la región, con el tezón de sus pobladores, por citar un ejemplo, se han logrado transformar zonas desérticas en importantes centros agrícolas.

Todo aquel que nace y crece en este terruño, aprende desde pequeño a enfrentarse a los grandes retos que el entorno le plantea. El chihuahuense es abierto y franco, no teme las adversidades porque vive con ellas día a día. Es desprendido y sabe compartir, porque la tierra le ha enseñado el valor de una cosecha, de un día de lluvia en el verano cálido. Sus hombres y mujeres son fuertes, porque solo así se resisten los embates de un sol abrazador. Saben amar, porque en cada logro, en cada meta, han dejado parte de sus vidas. Su gente es bravía, y así ha dejado huella en los anales de la historia.

Mi tierra es grande, su territorio es el más extenso en la República Mexicana. Salir de viaje por caminos y veredas que llevan de la mano el paso del tiempo, es una delicia para aquel que se arriesga a recorrer montañas, praderas y desiertos, en busca de palabras no escritas, de murmullos entretejidos por el viento con la complicidad de pinos, táscates y madroños. Mi tierra es hermosa en su diversidad de colores y sabores, de aromas y entornos.

Mi tierra es grande, porque su gente lo es.